A sólo tres horas de mi casa, en el estado de Coahuila, se localiza el valle de Cuatrociénegas, un desierto rodeado de montañas de roca caliza que se formaron hace más de 150 millones de años, y cuya erosión ha dado lugar a la acumulación de increíbles dunas blancas de yeso. Aunado a estas dunas, el valle está conformado por alrededor de 200 pozas y manantiales, cuya agua no sólo posee temperaturas agradables que van de los 20 a 32° C, sino un alto grado de mineralización que proporciona distintas coloraciones, dotando a las pozas de maravillosos verdes esmeralda (Poza de la campana) y azules turquesa (Poza azul).
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Cuatrociénegas es además un ecosistema muy importante debido a su aislamiento geográfico, mismo que ha provocado una radiación adaptativa explosiva y una especiación, resultando en un elevado endemismo (alrededor de 56 especies de flora y fauna son endémicas: 30 de plantas, 9 de caracoles, 8 de peces, 3 de tortugas, entre otras); pero tal vez lo más maravilloso es que dentro de estas pozas todavía se pueden ver estromatolitos, estructuras de origen vivo que sólo se pueden ver en Australia y Groedlandia.
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Los estromatolitos que hoy vemos en las pozas de Cuatrociénegas se formaron hace 3,500 millones de años; dichas camas de piedra son células fosilizadas que cuando vivían se agrupaban en colonias y estaban ampliamente distribuidas en todos los océanos cálidos del planeta, segregando oxígeno, gas que no sólo se cree fue causante de la primera extinción masiva del planeta, sino que dió lugar a la aparición de una gran variedad de seres vivos, seres aeróbios (que respiran oxígeno).
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Hoy en día Cuatrociénegas es una área natural protegida, no obstante eso no ha impedido que con el paso del tiempo se vea deteriorada por la destrucción de algunas pozas, la extracción ilegal de agua y sal, la desforestación y modificación de los cuerpos de agua para uso turístico y construcción de canales para riego y caminos, el sobrepastoreo por ganado, la quema de pastos para ganadería, la contaminación por la industria minera y actividad humana, así como la sobreexplotación ilegal de recursos como leña, cera, fibra, peces, moluscos, crustáceos y reptiles en riesgo.
Es imperante recordar la importancia de este lugar y tratar de controlar las actividades humanas que se llevan a cabo en la zona, procurando un manejo adecuado de sus recursos y el respeto hacia este oasis del desierto Coahuilense.
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Fotografías: Poza de la Becerra, Dunas de Yeso, Poza de la Campana, Poza Azul, Mojarras, Estromatolitos, Paisaje Cuatrociénegas (T. Rioja, 2004 - 2007).