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San Cristóbal De Las Casas, Chiapas, Mexico
Naturalista, Fotógrafa de Vida Silvestre y Amante de las Palabras
Bienvenidos a este espacio en el que encontrarás información detallada, fotografías, noticias y links de interés sobre fauna y flora de mexicana.
Con este blog se pretende dar a conocer la increíble riqueza que posee nuestro país y hacer conciencia sobre su importancia, estado actual de sus poblaciones y cómo podemos ayudar a su preservación y/o manejo adecuado.

Mi nombre es Tamara Rioja, soy bióloga por la Universidad Juárez del Estado de Durango, poseo una Maestría en Ciencias Forestales por la Universidad Autónoma de Nuevo León, y soy Doctora en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable por El Colegio de la Frontera Sur. Actualmente soy miembro fundador de la Asociación Civil Oikos, dedicada a la Conservación y Desarrollo Sustentable, y Profesor/Investigador de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
Mi interés científico se centra en el estudio de la dinámica de poblaciones, específicamente la etología reproductiva de mamíferos y aves, así como su relación con el desarrollo comunitario.
Como fotógrafa de vida silvestre, me resulta fascinante el poder captar el comportamiento de los animales en su hábitat, así como el paisaje en el que viven inmersos.
Todas las fotografías que aquí comparto son de mi autoría, y puedes indagar un poco más sobre mi trabajo en la Galería de la Comunidad Mexicana de Fotógrafos de Naturaleza

jueves, 18 de junio de 2009

Sima de las Cotorras

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La sima de las Cotorras, localizada cerca del poblado de Piedra Parada, en el Municipio de Ocozocoautla, Chiapas, es una poza llamada así porque en las paredes que la conforman habita una gran población de cotorra verde mexicana (Aratinga holochlora). El espectáculo que ahí podemos presenciar es ciertamente increíble, temprano, justo cuando sale el sol, se puede observar como las cotorras salen de la sima en parvadas de hasta 50 individuos. Se cree que las cotorras salen a comer frutos en las inmediaciones de la sima, e incluso que se trasladan hasta la zona del río la Venta a varios kilómetros de ahí para llevar a cabo esta actividad. Por la tarde, una vez que se está ocultando el sol, las parvadas regresan a la sima para poder descansar.
Los científicos creen que esta sima de 160 m de diámetro y 140 m de profundidad, se formó a causa de la disolución de la piedra caliza debida a la presencia de un río subterráneo. De hecho, en muchas partes de la Reseva del Ocote, podemos encontrar otras simas o pozas, como la de la Lucha, de igulaes características, todas muy cercanas al río la Venta.
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La importancia de esta cavidad rocosa de forma circular es de diversa índole, no sólo es hogar de la cotorra verde, la cual funciona como dispersora de semillas de las distintas especies vegetales presentes, sino que en su fondo crece toda una pequeña selva alta perennifolia (árboles siempre verdes), caracterizada por la presencia de árboles de hasta 30 m de altura, tales como el guarumo (Cecropia obtusifolia), el higo (Ficus, spp.), el chicozapote (Manilkara zapota), el mojú (Brosimum malicastrum), así como helechos, enredaderas, bromelias y orquídeas. Esta vegetación sirve de refugio y para alimentación de otras aves como el halcón murcielaguero (Falco rufigularis) que se alimenta de la cotorra y de murciélagos, también es refugio de mamíferos pequeños como la ardilla variegada (Sciurus variegata), entre otros animales.












Además, la sima cobra gran importancia en la preservación de la cultura zoque, ya que a unos 40 m de profundidad, en una de las caras internas, posee una serie de pinturas rupestres hechas por individuos de esta cultura; las paredes muestran pinturas que debieron ser realizadas con métodos alpinísticos ancestrales, entre las que se encuentran dibujos circulares, espiraliformes y siluetas humanas. Una de ellas es una serie de líneas triangulares a manera de dientes, mientras que a su lado se encuentran una serie de manos plasmadas.

Finalmente, es posible bajar a la sima mediante la técnica de rapel y hacer un recorrido perimetral (para no perturbar el ecosistema), y llegar a una gruta seca de unos 60 m de longitud.

















Por todo ello, la sima es un lugar que vale la pena visitar, pero sobre todo, cuidar, evitar dejar basura, no dañar los árboles con marcas, respetar la poza al no tirar objetos a su interior, y pagar la cuota que se pide a la entrada, una cuota muy pequeñita ($20) que ayuda a mantener las instalaciones y a conservar la sima en buen estado.
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Fotografías: T. Rioja (2009).